Apareció ante mis ojos una bola de cristal.
Pude ver una imagen formada en la esfera: un hombre tomaba una ducha, pero
estaba inmóvil, paralizado. Era yo. Detrás de la cortina, un hada. Ella se
volvió hacia arriba y nuestras miradas se encontraron. Me hizo un guiño pícaro.
Sonreí muy sereno. Observé sin sorpresa mis ancianas manos alrededor de la bola
de cristal. La imagen de la esfera se esfumó.
Levanté la vista. Al otro lado de la mesa de
rústicos y gastados tablones, brillosos de uso, una señora mayor, de cara
redonda y mirada muy viva, me observaba con penetrante tranquilidad.
A esta señora la conozco... la conozco, pensé.
Tenía ensortijados cabellos plateados partidos
al centro. Su mirada gris azulosa me calaba muy hondo.
—¿Lo has traído? —me preguntó en un idioma que
yo desconocía, pero que en aquel momento comprendí.
No supe qué responder; sin embargo, lo hice,
bueno, no yo.
—Sí, ya está en mí —dije, con una voz cavernosa
que me sonó muy ajena, y en el mismo idioma extraño.
Más habituado ya a ese tipo de desdoblamientos,
me pareció que el anciano era otra especie de yo mismo, pero en otro plano de
existencia.
—¿Sabes dónde estás? —volvió a preguntar.
Yo esperé que el anciano respondiese, pero
pronto comprendí que ella se dirigía a mí, a mi yo habitual, lo cual era una
situación bastante nueva.
¡Esto es una sesión de espiritismo entonces!...
Este viejo es el medium, y el espíritu... isoy yol, pensé, temiendo haber
desencarnado.
—,¿Sabes dónde estás, Enrique?
Quise decir “no”, pero los labios del anciano
pronunciaron “niet”. Así supe que aquello era ruso.
—Estás en Rusia, en mil ochocientos ochenta y
ocho —me informó la señora.
¡Qué maravilla; es posible viajar al pasado;
justo a un siglo atrás!”, pensaron Bobi y Curi, lleno de arrobamiento el
primero, de interés el segundo.
—¿Qué hago aquí? —pregunté una vez repuesto de
mi sorpresa.
—Vas a recibir una instrucción, una enseñanza
—respondió.
Otra más..., pensé.
Eche afuera entonces, quiso decir Curi, pero se
lo impedí, por vulgar.
—¿De qué se trata?
—Tienes que escribir un libro.
¡No me lo puedo creer! casi exclama el burlesco
de Payasin, pero tampoco lo dejé, por irrespetuoso.
—Un libro de Magia —agregó.
—El maravilloso universo de la Magia, ya lo sé -dije.
—Perfecto, estás más consciente de lo que
pensé.
Así somos los campeones, pensó Payasín, pero le
lancé un coscorrón mental.
—La clase de Magia que te toca difundir no
puede practicarse si antes no se conoce la Ley Universal del Amor y si no se ha
aceptado al Dios Amor con todas las fuerzas, con toda la mente y con todo el
corazón.
Sentí que lo que tenía que enseñarme esa mujer
era importantísimo. Una fuerza impresionante emanaba de ella. Desactivé a los
yoes inferiores y me centré en mi yo espiritual, poniendo en las palabras de la
señora toda la atención de la que era capaz.
—¿Estás comprendiendo?
—Sí, perfectamente, continúe, por favor.
—El Amor es un espíritu viviente —prosiguió la
dama—. El es nuestro verdadero YO. ¿Comprendes?
—ahh.
—No, no comprendes, sólo entiendes, pero no
comprendes.
¿Cuál será la diferencia entre comprender y
entender? me pregunté.
—Entendemos sólo con el intelecto; comprendemos
con todo nuestro ser. Nada se saca entendiendo sólo con la mente que nuestro
verdadero Yo es Amor; debemos VIVIRLO como una presencia en nosotros y que
somos nosotros en nuestra dimensión más real. El verdadero Mago es el Amor,
Aquél a quien los pueblos han llamado Brahma, Dios, Jehová, Osiris, Adonay y
miles de nombres más; es El quien vive en nosotros, nuestro verdadero SER, cuyo
Nombre más aproximado es Amor. No todos experimentamos a ese Espíritu con la
misma intensidad, pero si queremos encontrarnos con Dios, sólo debemos dejar
que fluya en nosotros el Amor, porque el Amor es el Verdadero Dios, el Creador
de los mundos, el Sublime Arquitecto del universo, el que mora en nosotros y
que somos nosotros en realidad, más allá del velo de la ilusión tendido por
nuestra personalidad. El Amor es el Verbo Creador, es el Santo Espíritu, es la Divina Presencia,
es el Yo Soy, pero si decimos “Yo Soy” ignorando al Amor, entonces no estamos
manifestando a Dios. Con este conocimiento en ti comprenderás que nada es
imposible, porque del Amor es el Reino, el Poder y la Gloria, de El son todas las
cosas y todas las fuerzas más poderosas del universo, y si dejas que EL OPERE A
TRAVES DE TI, si te identificas con El y eres Uno con El, entonces podrás
realizar todos los prodigios con los que tu corazón sueña, porque aquello con
lo que tu corazón sueña es el deseo y la Voluntad del Amor.
Quedé impresionado por la potencia espiritual y
claridad de aquella dama magnífica, era una Luz, un Faro. Me sentí muy
afortunado de poder conocerla y le di gracias a Dios.
—¿Estás comprendiendo? —preguntó, mientras
encendía un cigarrillo, hecho que por un lado me sorprendió, pero por otro me
hizo sentirla más cercana a mí, ya que yo también fumo.
—Estoy tratando de comprender —respondí.
—Muy bien, ahora escúchame con atención.
—Lo estoy haciendo con todas mis fuerzas.
—Tú eres el Dios Amor —me dijo.
Quise irme de allí. Nuevamente me estaban
incitando a la herejía. Si me hubiera dicho que yo era portador de Dios, claro,
eso lo podía comprender, como también que Dios es mi naturaleza superior, el
Rector de mi mundo personal; pero de allí a decir que Enrique Barrios es nada
menos que el Dios Amor, justamente el Ser de mi mayor devoción.., eso no lo
podía tolerar.
—Le cuesta asimilar, quiere irse —estaba
diciendo el viejo dentro del que yo estaba.
—No me estoy dirigiendo a tu ego, a tu
personalidad, ¿comprendes? —continuó la mujer rusa.
Silencio. Yo estaba a la defensiva.
—Estoy intentando activar tu Conciencia Divina
—dijo.
Pensé que aquello tenía sentido, comprendí.
Ella quería ir más allá de mi ego para hacer contacto con mi Dios interior. Me
pareció que eso iba a ser muy difícil, porque mi Dios interior estaba muy lejos
de mí.
—No hay separación entre tu Dios interior y tú.
Tú eres Dios.
Nuevamente me remecí con rebeldía.
—No está preparado -dijo el hombre—. Habrá que
intentar con el Libro Eterno.
La dama, observándome con resignación, dijo:
—Está bien. No insistiré más con ese concepto
básico para el libro que debes escribir.
Tu ego es demasiado fuerte aún, por eso te centras mas en la adoración
que en la expresión. Tu personalidad pone una barrera a la expresión de la Divinidad en ti mismo,
te impide trascender el “dos”, Dios y tú, para llegar a la Unidad.
Aquello no me gustó nada, dijo que yo tenía
mucho ego...
—Te enseñaré entonces a leer el Libro Eterno.
Allí, tú mismo podrás descubrir esa verdad.
Curi apareció nuevamente.
—¿Qué libro es ese?
—Un libro que encierra todo el saber. En él
están escritos los conocimientos universales de todos los pueblos, de todos los
seres humanos y de todos los tiempos. Allí se encuentran las respuestas a todas
las preguntas, desde cómo cultivar nueces hasta la manera de convertir plomo o
arena en oro, pasando por la historia de cada alma del universo en cualquier
plano posible de existencia, en cualquier tiempo o lugar...
¡ESA es enciclopedia!, pensó Curi entusiamado,
lleno de interés por conseguir el acceso a ella.
Imaginé que sería tan enorme, que estaría
escondida debajo de la tierra o algo por el estilo.
—,¿Dónde está ese libro?
—Está en todas partes, pero la gente pasa sin
verlo, sin siquiera sospechar las maravillas que encierra... Si yo pude hacerte
venir hasta aquí desde el futuro, sin que hayas desencarnado, es porque ese
Libro me enseñó cómo hacerlo. Si pude escribir importantes tratados y fundar la Teosofía, es porque leí
en el Libro Eterno...
¡La
Teosofía! Entonces esta señora es nada menos que...
—Helena Petrovna Blavatski —precisó, con su
primera sonrisa desde nuestro encuentro.
La Teosofía es una escuela de ocultismo que funciona en todo el mundo. Para mí en
aquel tiempo constituía una especie de Universidad de lo esotérico, mucho más
allá de Ia fantasía y de la superstición, algo muy respetable, dada la
profundidad de los conocimientos que allí se imparten, pero la consideraba
demasiado complicada para mi, que no tengo una inteligencia muy brillante ni
una memoria muy buena. Nunca pude comprender a fondo un libro de Madame
Blavatski, pero conocí varias personas que me impresionaron por su sabiduría y
que se formaron allí; por eso sentí que me encontraba ante una figura
gigantesca en espiritualidad.
—En mi tiempo, usted ya desencarnó...
—¿Te parece que esté muerta? -preguntó
mirándome como a un niño.
—Ah, claro, estoy en el pasado...
— Solo existe el presente. El tiempo es solo
una forma de movimiento de tu existencia, al igual que el espacio pero espacio
y tiempo son ilusion de la mente Solo existe el eterno presente —dijo, poniendo
mucha intensidad en sus palabras.
Segunda vez que escuchaba esa extraña idea, me
refiero a que espacio y tiempo son una forma de movimiento de la conciencia.
Maravilla lo había mencionado, pero me parecía rarísimo. El resto era conocido,
lo del eterno presente, hasta pude vivenciarlo en alguna oportunidad, pero en
un nivel de conciencia muy superior al de aquel momento. Curi estaba más
interesado en la extraordinaria superenciclopedia, pero yo quería saber si
tendría alguna utilidad, porque Maravilla había dicho que las respuestas a las
preguntas no enseñan nada. Se lo dije a la dama.
—La ventaja del Libro Eterno consiste en que
nos entrega la respuesta desde un nivel más alto de conciencia; muchas veces
nos señala lo inútil de nuestra pregunta inclusive, pero siempre nos exige
elevar nuestro nivel, si queremos comprender la respuesta —explicó.
—Entonces no siempre las respuestas a lo que
preguntamos no nos enseñan nada -deduje.
—Toda respuesta que este focalizada en el mimo
nivel de conciencia de la pregunta, no puede enseñar nada nuevo, pero si viene
desde mas arriba y si se es capaz de comprenderla, entonces si que enseña
—Creo entonces que Maravilla no me informó a
fondo... Pronunció un nombre muy extraño y agregó:
—Te informó hasta donde debía; todo es gradual
-dijo. De manera que mi alma gemela tiene otro nombre...
Curi se apoderó de la situación.
—¿Cómo puedo leer el Libro Eterno?
—Haz una pregunta en forma mental, cualquier
cosa que desees saber —propuso.
Es curioso, pero me costó encontrar en forma
inmediata alguna pregunta, a pesar de la tremenda cantidad de interrogantes que
todos tenemos. Un poco después se me ocurrió preguntar acerca del porqué de mis
fallidos intentos de practicar la
Magia con la bandeja del desayuno y todo aquello.
—Ya -dije.
Junto a ella había una mesita que contenía
varios libros y periódicos. Hurgó al azar y me alcanzó un folleto escrito en
ruso. Yo, utilizando las manos del señor mayor, lo recibí. También pude
comprender lo que decía, gracias a que él me prestaba parte de su mente. Era un
manual de jardinería
—Puedes leer cualquier cosa, una revista, un
periódico o un libro espiritual, con ellos funciona mejor; pero si la
concentración es suficiente, hasta un anuncio comercial te puede brindar la
respuesta que buscas. Recuerda tu pregunta y luego busca la respuesta en este
folleto. Abrelo al azar, pero tratando de “sentir” y lee lo primero que
aparezca ante tus ojos. Esa es la respuesta.
No pude creer tanta belleza, pero hice como me
indicó.
¿Por qué no pude mover la bandeja?, pregunté
mentalmente. Luego tomé el manual como intuyendo dónde debía abrirlo, y leí:
“esos productos son absolutamente inútiles, por lo tanto, el jardinero experto
los rechaza”.
Pensé que el experimento había fallado, porque
no alcancé a ver la relación con mi pregunta.
—¿Qué leíste? —me preguntó Madame Blavatski.
Le repetí el párrafo en voz alta y le comenté
acerca de mi fracaso con la bandeja.
—El jardinero es el Mago. Ese tipo de productos
son las tonterías que intentabas realizar con el Poder Divino; por lo tanto,
los rechazaste y no los realizaste.
—Pero yo si queria mover aquella bandeja le
rebatí.
—Tu si, pero el Mago que hay en ti, no.
Una nuéva grieta se abrió en mi mente de
caparazón de tortuga. De un solo golpe comprendí dos cosas. Primero, que ese
Mago que es capaz de realizar milagros o dejar de realizarlos está más allá de
mi yo inferior; segundo, que las respuestas a todas las preguntas se hallan en
todas partes. Me había encontrado con el Libro Eterno.
—Como puedo tomar contacto consciente con ese
Mago que hay en mi? —pregunté.
—Comprendiendo que ese Mago es Dios y que tu eres
El.
Esa es la síntesis de la Teosofía, de las
religiones, del ocultismo y de la
Magia.
Mazazo final.
Maravilla. Enrique Barrios.