jueves, 16 de septiembre de 2010

Espacio Silencioso....


Imagino ahora a un escultor a punto de tallar una estatua en mármol. Digamos que le ha motivado un sereno recorrido por la montaña y ha decidido representar en su próxima obra un águila posada con las alas extendidas en la cima de un risco. El artista pasea por la cantera hasta que encuentra la pieza de mármol que servirá para sus fines. Su ojo entrenado es capaz de ver en las entrañas de la piedra el germen de lo que será la estatua terminada.

Encarga a los trabajadores de la cantera que carguen la piedra en su carro.

De vuelta a casa, pasa por el pueblo. Necesita tener consigo todas las herramientas que sabe que precisará para tallar la roca.

El escultor no olvida que para hacer realidad su obra soñada no sólo necesitará esas cosas, será imprescindible poner en juego su habilidad para manejarlas con técnica y arte. De nada le serviría construir en su mente la más bella de las águilas si luego no sabe manejar el cincel, el martillo, el buril o la lija, la sierra o los raspones. Para aprender a usarlas adecuadamente y sacarles el mejor partido habrá tenido por fuerza que entrenarse en su uso y equivocarse muchas veces.

Así, cuando su pericia y experiencia se encuentren con su sensibilidad artística y su intuición, el tiempo, el sudor y la inspiración harán el resto.

La idea de recorrer el camino espiritual, como vimos, ha surgido en nosotros desde adentro, como la necesidad de nuestro amigo escultor de darle cabida a su inspiración, como un despertar más o menos identificado. El diseño original de cómo crecer espiritualmente se va modificando (como toda creación artística) según vamos realizando la tarea. Nuestras herramientas serán todas las ayudas que podemos recibir, las enseñanzas que adquiramos, los maestros que nos ayuden y algunos soportes que nos puedan impulsar. La materia prima, el bloque bruto de mármol, obviamente somos nosotros mismos.

Al igual que en la parábola del escultor, con todo preparado, sólo queda ir quitando con mucho cuidado y mucha paciencia lo que sobra y ver emerger poco a poco el resultado (los diversos elementos que van a constituir la estructura de nuestra vida espiritual); es un trabajo personal que nadie puede hacer por nosotros.

Gran parte del trabajo artesanal (es decir, artístico pero entrenado) que significa el recorrido en este plano se puede hacer mejor si somos capaces de aprender a usar una herramienta fundamental: la meditación.

La meditación es la cocina de nuestro espíritu, una herramienta tan sutil como exquisita que nos permitirá, cuando aprendamos a sacarle partido, avanzar en el paradójico camino de transformarnos en lo que de alguna manera ya somos. (...)

(...) Si pudiera describir paso a paso el progreso espiritual del caminante a través de la meditación, en pocas palabras lo diría así:

Al principio Sólo yo
Después Tú conmigo
Enseguida Yo contigo
Y luego Yo conmigo
Hasta llegar al Yo sin mi
Para poder ser Yo con todos
Y terminar siendo Todos...


El camino de la espiritualidad. Jorge Bucay.













martes, 14 de septiembre de 2010

Yo misma....

Ayer me recordaron algo fundamental y que, pareciera, habia olvidado..: SIGUE SIENDO TÚ MISMA..

A veces dificil de aplicar, sobre todo cuando a una la dejan "al descubierto" en pleno camino, en el lugar más inhóspito y de la forma más inesperada.
De situaciones más dificiles salí, me digo. De peores abismos salté.. pero lo que ahora duele es quién te empuja..

Afortunadamente también hay maravillos@s personas y seres que amortigüan esa caida.. y por afecto, por amistad, por amor y por ese millar de sentimientos que me producen, hoy esta pequeña Luna seguirá por su sendero. Más pequeña que nunca.. pero más Luna que nunca....



http://www.goear.com/listen/928c9ac/de-la-ciudad-elbicho